En 2014, BORIS GROYS, escribe el libro “VOLVERSE PÚBLICO. Las transformaciones del arte en el ágora contemporánea”, en el cual, recordando las tradiciones de lo que hoy se entendería como una obligación frente a las esferas artísticas de lo contemporáneo, lo entrelaza en lo que es el pasado, el presente y el futuro, en transformaciones radicales del campo que asumen “cotidianamente en el nuevo ágora mediático”; uno de sus capítulos “camaradas del tiempo” expone la duda ¿qué es ser contemporáneo? conforme a la situación del arte en el momento en que se encuentra, mediante un lenguaje continuo e informativo para comprender la opinión y postura del autor.
También encontramos en 1993, el libro “EL INCONSCIENTE ÓPTICO” de ROSALIND KRAUSS, con respecto a la “fortaleza estética modernista” en su enfoque opaco a través de la historia del arte, en su búsqueda por despejar el panorama de forma expresa, a través del manifiesto de sus posturas, tomando de éste el capítulo titulado “DOS”, en el que se demuestra la crítica y la teoría del arte, retando los cánones establecidos para el surrealismo en el modernismo.
“Dos ubicaciones de lo nunca lleno y siempre por ocupar: por un lado, el horizonte que la visión persigue y por el otro la emanación de la mirada” (KRAUSS, 1993, pág. 67), entendiendo la inefable capacidad de la existencia del hombre en el arte moderno, demostrando su potencial entre el subconsciente y su puesta en realidad, apartándose de las posturas estrictas y poniéndolas en su momento surrealistas, dejando plasmadas a través del tiempo.
Pues es la misma capacidad del hombre de desarrollar su presente en las distintas épocas, que demuestran la movilidad del tiempo, “el proceso de modernización comienza a ser visto como un tiempo perdido que puede y debe ser documentado, justamente por que nunca conduce a ningún resultado verdadero” (ROYS, 2014, pág’s 91 - 92) pasando a la contemporaneidad como la duda, esa falta de certeza ante el tiempo estando “con el tiempo” de la existencia del ser humano.
El tiempo como concepto ha venido suscitando distintas posturas en las diferentes etapas de la historia de la humanidad, entrelazándose siempre en distintos campos, avanzando en cada uno de ellos junto a las ideas del hombre, no solo entendido como una fuerza, sino como un mecanismo mismo de la sociedad, dividido entre las etapas del “pasado”, “presente” y “futuro”, que suscita un recorrido viviente de la existencia misma de los individuos; en este caso, a través de las etapas entre la modernidad y lo contemporáneo en frente de lo entendido como arte, es así, como lo expresa Santo Tomás de Aquino, siguiendo la postura de Aristóteles, “el tiempo es el movimiento según el antes y el después” (VIDAL, 2015, pág. 326) .
Es entonces, que los textos ubican distintas críticas y perspectivas respecto a esta noción, pues no solo se toma desde un lado sensorial temporal, sino también, de un transcurso artístico de pulsaciones estimulantes en la capacidad del ser humano; dando complemento, de todas las posibles variables de este, pues, como lo expone ROMERO, al describir los pensamientos de Aristóteles sobre este concepto, “el único modo de percibir el tiempo es desde este presente puntual y evanescente que lo divide en pasado y futuro” (pág. 2).
La arquitectura se plasma en el tiempo por su movimiento con la sociedad, manteniendo su estructura surrealista, pues, la idea que se enfoca al desarrollo de dichos proyectos, no es simplemente de formas físicas, sino, pensantes y escritas, desde un punto critico y analítico; debido a que este arte es la conformación de la misma naturaleza, ya que se deriva en la creatividad sobre el conocimiento ya dado.
EL ANTES Y EL DESPUÉS EN EL TIEMPO